martes, 30 de mayo de 2017

Como cuidar tus pies en invierno 

Los zapatos cerrados hacen que en esta época del año los cuidados sean tan importantes como en verano. En esta nota, claves y cuidados para que su estado “no decaiga”.
 
Llega el frío, guardamos las sandalias, y también nos olvidamos del cuidado de los pies. Porque, escondidos debajo de medias gruesas, botas y tenis,  pensamos que están a resguardo y que no necesitan de nuestra atención. Sin embargo, en esta época, suelen aparecer asperezas, durezas y bacterias que atentan contra su salud y también contra la estética. Para evitarlo y llegar al verano con los pies impecables, te damos cinco cuidados clave.
1. Dime qué calzas y te diré cómo están tus pies. Pasamos la mayor parte del día con los zapatos puestos. Por lo tanto, elegirlos es clave. Lo más importante es que se adapten a la forma del pie, en largo y ancho, de manera que sea posible mover los dedos pero que el tobillo y la planta están correctamente sujetados. Además, es recomendable que tengan una base sólida y buen apoyo para garantizar una pisada firme y segura. Respecto al material, es recomendable elegir fibras naturales que disminuyen rozaduras y permiten que el pie respire.
2.  Ni muy muy, ni tan tan. Mantener una temperatura balanceada en los pies y no exponerlos a cambios bruscos es sumamente importante ya que son la base de nuestro cuerpo y nos permiten estar en equilibrio. Lo ideal es evitar las fuentes de calor directas como estufas o bolsas de agua caliente que generan un cambio abrupto. En cambio, optar por mantas o medias gruesas que permiten regular naturalmente la temperatura. 
3. ¡Adiós asperezas! Limar las durezas y asperezas es fundamental para que no se formen callos y grieta. El cuidado recomendado: exfoliar el talón una vez por semana, de manera de eliminar las células muertas acumuladas y devolver la suavidad. Además, seguir este paso de manera periódica permite que sea más fácil mantener los resultados realizando un menor esfuerzo. Visitar a su podólogo una vez al mes.
4. La crema hidratante, siempre aliada. Humectar e hidratar los pies es una rutina recomendada y que debe realizarse todos los días. No es necesario esperar a sentir los pies secos para cuidarlos, lo mejor es usar crema especializada para pies cada día, luego de bañarse o antes de ir a dormir. Para una hidratación más profunda, una buena opción es aplicar la crema, calzarse medias de algodón e ir a dormir así; a la mañana siguiente la piel se sentirá mucho más sedosa. Un tip importante: hay que tener cuidado de no hidratar en exceso el área entre los dedos porque si se mantiene muy húmedo pueden aparecer hongos.
5. Un merecido relax. Los pies soportan nuestro peso todo el día, por lo que es importante relajarlos luego de largas jornadas fuera de casa.  Especialmente para las personas que deben permanecer mucho tiempo paradas. Por lo tanto, también merecen su descanso. El primer paso para lograrlo es realizar un baño de aproximadamente quince minutos en agua tibia con sal gruesa, para aflojar los dolores. Luego, se recomienda masajear la planta haciendo círculos con los pulgares, para soltar los músculos tensos tras estar mucho tiempo parados y finalmente estirar los dedos para aliviar la presión de los zapatos.

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