viernes, 13 de octubre de 2017

PODOLOGIA GERIATRICA





A lo largo de la vida, nuestros pies han soportado mucho peso, y sus músculos, huesos, articulaciones… han padecido una serie de modificaciones que hacen que sean mas vulnerables y que requieran unos cuidados periódicos para su buen mantenimiento.

En el pie de las personas mayores solemos observar una pérdida de tejido adiposo y una mayor deshidratación. Estos dos factores hacen que sea más fácil la aparición de lesiones en los pies. Además, en un número importante de pacientes nos encontramos con enfermedades crónicas que añaden más riesgo a esta situación (diabetes, artrosis, artritis…)

El cuidado de los pies durante la tercera edad, junto con tratamientos ortopédicos adecuados y/o ayudas para la marcha pueden mejorar la independencia del anciano, prevenir caídas y otros problemas asociados a la inmovilidad. Caminar bien llegada la tercera edad aumenta la autoestima, permite mantener una vida social satisfactoria y mejora notablemente la calidad de vida del anciano.

Es importante tomar en cuenta los siguientes consejos


1.- Inspeccionar a diario los pies para observar la presencia de ampollas, grietas o erosiones.
2.- Si se desgarrara la piel, debe limpiarse la zona con jabón y agua, aplicar un antiséptico y poner un apósito estéril. No poner el esparadrapo directamente en la piel y no enrollar los dedos porque dificultaría la circulación.
3.- Debe visitarse regularmente al podólogo y de forma inmediata si apareciera una úlcera, ampolla, herida o cualquier otra alteración, aunque sea indolora.
4.- Mantener los pies limpios, secos y suaves. Éstos se han de lavar con un jabón neutro y secarse exhaustivamente sin frotar, especialmente entre los dedos para evitar la maceración de la zona y que pudieran aparecer hongos.
5.- Hidratar los pies adecuadamente, excepto entre los dedos. Es recomendable no dar paseos largos justo después del baño para que la piel se recupere y la crema se reabsorba.
6.- Hay que evitar situaciones que puedan provocar lesiones en los pies. Por eso, es recomendable no utilizar instrumentos cortantes o punzantes (tijeras, cuchillas, cortauñas, agujas, etc.), las durezas y las uñas deben ser cortadas por el podólogo y evitar el uso de agentes químicos como los callicidas porque pueden producir quemaduras y no caminar descalzo.
7.-  Deben evitarse las temperaturas extremas. En invierno es aconsejable mantener los pies calientes con calcetines de lana y algodón y no aplicarles calor directo mediante bolsas de agua, mantas eléctricas, etc.
8.- Las personas que padecen pie diabético nunca deben ir sin medias o calcetines y éstos han de ser anchos y sin costuras para no restringir la circulación.
9.- Utilizar un calzado de puntera redondeada, acordonado, con suela antideslizante y tacón bajo. Debe estar confeccionado en materiales naturales para favorecer la transpiración y ser flexible para que se amolde perfectamente al pie.

10.- Cuando se compren zapatos nuevos, hay que inspeccionar con la mano el interior del calzado para detectar costuras o cualquier otro elemento que pudiera causar erosiones o laceraciones. Además, hay que utilizarlos poco a poco para que se amolden al pie y revisar después de su uso si hubieran provocado ampollas o zonas rojas.

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